jueves, 12 de mayo de 2011

LA MUÑECA DE TRAPO

Érase una vez una niña humilde que jugaba con una muñeca muy desarrapada, pero para ella era el tesoro más grande que se podía tener. Al otro lado de la calle vivía otra niña rica en una casa hermosa, su patio enorme y precioso. Y ésta niña todos los días la observaba como jugaba y se divertía con esa muñeca tan fea y desaliñada, pero a pesar de ello... tan interesante, !tanto! que despertó en ella los deseos de conseguirla.
Un día, se acercó a su casa. La llamó y la propuso jugar juntas, a lo que ella aceptó encantada, pensó que sería mucho más divertido. Estuvieron jugando un día, otro, otro etc.. Cuando transcurrieron unos cuantos días, la niña rica de casa hermosa y patio precioso, no pudo más y en un descuido de la otra niña, la cogió su muñeca de trapo y se marchó a su casa deprisa poniendo como excusa que se la había hecho tarde y la iban a reñir.
Se quedó ésta un poco perpleja, no se esperaba esa reacción tan rara y lo dejó pasar.
Cuando llegó la noche y se fue a acostar, se dió cuenta que no tenía a su muñeca querida. La buscó por todas partes, pero no apareció.
Se pasó toda la noche llorando y pensando dónde podría estar o quién se la podía haber quitado, hasta que ya agotada se quedó dormida.
A la mañana siguiente salió al patio como todos los días a jugar, pero esa mañana era distinta, no tenía lo que más quería ¡su muñeca!. Y rompió a llorar. No paraba de llorar y llorar, no tenía consuelo.
La niña rica la vió desde su ventana y después de ver que no paraba de llorar, se dió cuenta del tremendo error que había cometido.
-¿Qué he hecho?- se preguntó.- No puedo dejar que siga llorando. Voy a ir a su casa a devolver su muñeca- Se dijo.
Al instante estuvo frente al patio. Y la dijo: No llores más, aquí te traigo tu muñeca de trapo. Te pido que me perdones, jamás volveré hacer esto. Siento mucho el daño que te he producido.
La niña humilde abrió los ojos y el corazón todo lo que podía, de la alegría tan inmensa que sintió en esos momentos.
Abrazó a su muñeca con todas sus fuerzas, tanto que no se la despegaba del pecho.
La niña rica la preguntó: ¿Porqué tienes tanto cariño a esa muñeca de trapo, !tan desaliñada! ...?.
- Porque esta muñeca de trapo, desaliñada y fea, me la regaló mi madre antes de morir.- La contestó.
Y esta niña rica comprendió al instante, que no hay mayor tesoro y riqueza que el amor de tu propia madre.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
 
Mar Gil Álvarez 5ºA

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